Alguna que otra vez, leemos o escuchamos dentro de la espiritualidad: “Somos Nada”. Si no es por que tal frase, fue dicha por alguien que antes sólo la escuchó o leyó para repetirla en sus charlas sin haber experimentado tal cosa, quien así se expresa habiéndolo experimentado y dice: “¡Yo estuve en la Nada!... ¡Yo experimenté la Nada, el Vacío!... ¡Y en realidad todos somos Vacío, Nada!…”, podrá contarnos una experiencia que así le hizo sentir.
Pero entonces me pregunto; ¿Quién ha sentido tal cosa?... Si en la Nada no hay nada, y además somos Nada, ¿Quién es aquello separado que puede estar en la Nada, siendo Nada y al tiempo ser un Observador directo de la Nada?... Porque si luego cuentan tan experiencia, no queda más remedio que algo estuvo allí para tener el recuerdo de ella, y ¿cómo algo que es Nada puede recordar Algo?... Sólo un Yo, un Ego, es capaz de experimentar algo que luego pueda llamar Nada, con todo el recuerdo de la experiencia que le permite hablar de ello.
¿Un Yo, o Ego puede sentirse tan expandido hacia lo inconmensurable para creer que es Nada?..., es posible, pero si la Nada en realidad es eso, Nada, y somos Nada, nada habría para recordar algo, pues la experiencia en su totalidad, no daría capacidad expresiva, no se podría tener recuerdo alguno de ella, pues significaría que algo que no era Nada lo Observó mientras lo experimentaba.
El Ego no desaparece en la Nada, el Vacío como tal no existe salvo para lo inexistente, y aquello de que nos disolveremos en la Nada considerado como estar libres de Ego, si es posible llegar a ello, para nuestra actual evolución álmica estaría tan lejos, que podríamos considerar que aún nos queda un tiempo infinito para llegar a tal disolución.
De esta forma, quien no recuerda que soñó, al no saber donde estuvo en las horas que durmió, podría decir que estuvo en la Nada, porque nada recuerda, de nada fue consciente, dejó de existir para saber nada de nada en ese espacio en que desapareció, sería mucho más certero en su conocimiento y expresión sobre la Nada, que cualquier experimentador de estados expansivos de conciencia, con Ego, que sobre tal cosa hablara; como si hubiese descubierto algo, una gran meta, un logro finito difícil de alcanzar para los demás. Y escuchándolos y creyendo que existe tal cosa, podemos caer embaucados en la búsqueda de Sentir esa Nada, absurda más allá de una experiencia personal, que parece pretender la inexistencia al calificarla como Nada. Cuando la inexistencia es imposible salvo por la desaparición de toda conciencia, de todo recuerdo, de toda capacidad de experimentar separados de algo, aunque sea del llamado Todo…
Por tanto, lo llamado Nada, considerado como Nada, se convierte en un absurdo al llevarse a la expresión verbal o escrita, si se le pretende dar mayor importancia, que la de un Ego experimentando algo más de las infinitas experiencias que nos aporta el estar encarnados en nuestros cuerpos físicos, y otros más sutiles que lo acompañan y también experimentan… Mejor sería decir: LA NADA NO EXISTE, SINO UNA EVOLUCIÓN DE CONCIENCIA, DE UN EGO EN CONTINUA EXPANSIÓN Y APRENDIZAJE; EN CONSTANTE EXPERIMENTACIÓN…
POR ISAAC FERNÁNDEZ DE LA VILLA.
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