Democracias consideradas triunfadoras por el desarrollo económico alcanzado están cayendo en el subdesarrollo inter– e intra– personal. La libertad del ser humano como parte de la naturaleza en evolución se degrada y la población se aglutina en grandes ciudades donde el hombre es esclavo subjetivo del ansia compulsiva de tener cosas físicas, y con ello, del constante sacrificio que requiere para alcanzarlas y mantenerlas. Por esto la vida de muchos seres humanos están llenas de esfuerzo constante, donde ya no se lucha para evitar el látigo del esclavista o conseguir qué comer, como en siglos y décadas pasadas, sino por mantener un estatus superficial que el consumismo marcó en sus mentes con el fuego del infierno, llamado con el falso nombre de felicidad: ¿Realmente la felicidad está en tener más y más cosas?...
La falsa felicidad material, con su fecha de caducidad, está creando una realidad llena de sufrimientos; considerando la palabra sufrimiento como el estado donde soportamos con tolerancia, aguantamos en conformidad y resignación, un dolor o sensación molesta proveniente de las circunstancias más diversas…
Nuestro dolor podemos reconocerlo o ignorarlo, pero siempre está con nosotros… Si nos despiden del trabajo y perdemos nuestro ingreso económico mensual, nos angustiamos sabiendo que podemos perder la casa hipotecada a ¿sesenta años?. En este caso sabemos por qué sufrimos, pero podemos también no saberlo, cuando trabajamos en aquello que odiamos por obligación económica; para no perder nuestra casa. Así vivimos frustrados, para obtener un sueldo mensual que acaba en manos de banqueros multimillonarios o accionistas. Por miedo toleramos injusticias y abusos laborales y políticos. Por miedo nos dejamos humillar, y para ignorar nuestros males, preferimos mirar a quienes están peor que nosotros en los noticieros, así creemos que no sufrimos, que nuestra situación es normal o muy buena. ¡En África se mueren de hambre!, pensamos aliviados de no vivir allí y participando de esta forma en la cultura del borreguismo, fiel alidada del sistema social capitalista neoliberal: Nuestra situación es normal, nos decimos mientras luchamos y creemos que el dinero solucionará todos nuestros problemas. Pero los ricos y famosos también caen en la drogadicción y otros vicios innumerables, como cualquier otro ser humano…
¿Por qué Estados Unidos y España van a la cabeza en consumo de cocaína, cuando muchos países pobres los tienen de ejemplo a seguir por que los consideran ricos?... Porque los ricos, con todo su dinero y lujos, aún no han solucionado el problema de la monotonía y la insustancialidad que sienten viviendo para lo material. Los que se dan cuenta de esto y se autoanalizan, descubren que el ser humano necesita avanzar en el terreno espiritual, como cada cual sienta más adecuado: Richard Gere se hizo budista, John Travolta entró en la Iglesia de la Cienciología... La mentira educativa del capitalismo, que nos hace borregos ignorantes, alcanza tanto a ricos como a pobres, y nos dice que la felicidad está tras el poder, el dinero, y la satisfacción continua del placer sexual, cuando en realidad: No es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita...
Nuestro dolor podemos reconocerlo o ignorarlo, pero siempre está con nosotros… Si nos despiden del trabajo y perdemos nuestro ingreso económico mensual, nos angustiamos sabiendo que podemos perder la casa hipotecada a ¿sesenta años?. En este caso sabemos por qué sufrimos, pero podemos también no saberlo, cuando trabajamos en aquello que odiamos por obligación económica; para no perder nuestra casa. Así vivimos frustrados, para obtener un sueldo mensual que acaba en manos de banqueros multimillonarios o accionistas. Por miedo toleramos injusticias y abusos laborales y políticos. Por miedo nos dejamos humillar, y para ignorar nuestros males, preferimos mirar a quienes están peor que nosotros en los noticieros, así creemos que no sufrimos, que nuestra situación es normal o muy buena. ¡En África se mueren de hambre!, pensamos aliviados de no vivir allí y participando de esta forma en la cultura del borreguismo, fiel alidada del sistema social capitalista neoliberal: Nuestra situación es normal, nos decimos mientras luchamos y creemos que el dinero solucionará todos nuestros problemas. Pero los ricos y famosos también caen en la drogadicción y otros vicios innumerables, como cualquier otro ser humano…
¿Por qué Estados Unidos y España van a la cabeza en consumo de cocaína, cuando muchos países pobres los tienen de ejemplo a seguir por que los consideran ricos?... Porque los ricos, con todo su dinero y lujos, aún no han solucionado el problema de la monotonía y la insustancialidad que sienten viviendo para lo material. Los que se dan cuenta de esto y se autoanalizan, descubren que el ser humano necesita avanzar en el terreno espiritual, como cada cual sienta más adecuado: Richard Gere se hizo budista, John Travolta entró en la Iglesia de la Cienciología... La mentira educativa del capitalismo, que nos hace borregos ignorantes, alcanza tanto a ricos como a pobres, y nos dice que la felicidad está tras el poder, el dinero, y la satisfacción continua del placer sexual, cuando en realidad: No es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita...
¿Por qué no se educa en las escuelas para no necesitar?...
Cuando no necesitamos algo, nos ahorramos trabajar para conseguirlo: Si no necesitamos un televisor, no tendremos que comprarlo. Si estamos sentados en el salón y no necesitamos una fruta de la cocina, no tendremos que levantarnos. Lo importante sería, saber tanto donde están los límites de lo necesario y lo innecesario, como hasta donde nos compensa llegar. Pero los caminos del borreguismo nos obliga a consumir exageradamente con sus cantos de sirenas: las Modas. El borreguismo consumista nos obliga como si fuésemos robots, a mantenernos actualizados, y ya hay menores de edad en terapias psicológicas por adicción al teléfono celular, que tiene radio, cámara de fotos, música mp3, hace videos, manda mensajes, Internet, etc. En España, la adicción de estar a la moda, está llevando a muchos niños y jóvenes, a robar incluso a sus padres, para poder estar en línea con sus teléfonos móviles...
(Del libro: EL PEQUEÑO GIGANTE, La vida de Manuelito Maldonado Lovo: Descarga gratuíta en http://www.bubok.com/libros/174427/EL-PEQUENO-GIGANTE-La-vida-de-Manuelito-Maldonado-Lovo )
Isaac Fernández de la Villa.
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