Un día, un dios cualquiera decidió acabar con Sodoma y Gomorra… ¿Alguien le dijo que debía amar a todos?... ¿Alguien le dijo a el tal dios, que debía hablar sin enojo?... ¿No se manifiesta enojo cuando se decide destruir una ciudad?...
En realidad no estaba enojado, decidió hacer lo que sentía hacer, y ¿qué le impulsó a ello?... Pudiera ser que es lo que sentía y en nuestra idea de que cuando habla de cierta forma o de destrucción, lo juzgamos como enojado desde nuestro punto de vista humano: Porque no aceptamos que algo llamado dios u otra persona pueda manifestarse de tal forma… Estamos limitando a la existencia, al Todo, que si es el todo, puede manifestarse en toda forma posible. ¿Quizá no aceptamos límite alguno a nuestra satisfacción personal?... Y ¿por eso no aceptamos que otros nos hablen de cierta forma o manera?... ¿Quién estaría limitado en tal caso?...¿Cuando rechazamos y juzgamos lo que otros nos dicen porque no nos gusta el tono o la forma?...
La libertad de cada cual está en la propia aceptación, aceptación total. Si no nos aceptamos totalmente, rechazaremos toda cosa que la vida nos traiga cuando la consideremos mala, negativa, de enojo, de enfado, y quizá, la vida nos transmite una enseñanza sutil para ver algo distinto, ¿para que aprendamos a aceptar que algo llamado dios, o la existencia se puede manifestar en mil formas inconcebibles?...
Pues uno fue advertido por ese dios, de que podía irse de Sodoma y Gomorra porque sería destruida. Y le dijo a Dios que no lo hiciera… La condición para no hacerlo sería que encontrase a alguien de corazón puro. Lo intentó y no lo encontró… Finalmente se marchó, y fue su mujer la que quedó convertida en estatua de sal, cuando quedó atrapada por el pasado, por sus ideas, por sus juicios, ¿Porque quizá no concebía a un dios justiciero o aparentemente enojado para destruir cosas?...
No importa mucho lo que otros hicieran… ¿Qué haces tú para no juzgar algo que supera tu entendimiento?... ¿Qué hacemos para no juzgarnos por hacer lo que sentimos?... ¿Te aceptas completamente como eres?... Y si lo haces, ¿qué haces con ello?... Porque podemos seguir observando desde el observador para nunca cambiar nada, sin importar que ya sepamos que no somos algo más que una chispa de luz…
EL PODER QUE TENEMOS ES INMENSO… ¿CÓMO LO USAS?... LOS BUCLES PUEDEN SER ETERNOS. ¿Sigues juzgando la forma en vez de ver el fondo?... Es tu asunto, y recuerda; aquello que siembres, eso cosecharas…
Isaac Fernández de la Villa.
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