martes, 4 de octubre de 2011

DESEOS

Acabamos de comer y no sentimos hambre, pero salimos a la calle y pasamos por una pastelería. Tras la vidriera están esos montoncitos de cremosa nata diciendo: ¡Cómeme, cómeme!... El deseo nos inunda y surge la ansiedad por comerlos. Entramos en la tienda, y tras comprarnos algunos dulces los engullimos con voracidad.
Nuestro deseo hacia los pastelitos provocó una ansiedad que afectaba al cuerpo físico, y los procesos de adaptación ordenaron aminorar sus efectos impulsándonos a conseguir lo deseado. En este caso no se dio una necesidad física vital, pues no teníamos hambre, pero la ansiedad, el impulso de gula, fue lo suficientemente fuerte para hacernos actuar en conseguir los pastelillos. Este ejemplo sirve para infinidad de circunstancias donde empleamos energías para obtener cosas innecesarias vitalmente hablando...
Algo parecido ocurre cuando recordamos a una persona y surge la necesidad de llamarla por curiosear en su vida, por controlar las vidas de otros cuando aún siquiera controlamos la nuestra; y si estábamos tumbados tranquilamente, nuestra calma se terminó con el deseo, y así nos levantamos del sofá, salimos de la calma, si es que realmente la teníamos, para realizar lo deseado.

El Buscador advierte que los deseos, se valen de los movimientos básicos de adaptación, a niveles de supervivencia, creando falsos desequilibrios en nuestra percepción, y así, obligarnos, o motivarnos a emprender la realización de los mismos, ya fuera de una necesidad real de actuar en base a vida o muerte; supervivencia.

Lo importante de esto, puede ser que controlando nuestros deseos, impidiéndoles darles más fuerza actuándolos siendo sus sirvientes, sus esclavos, o cuando no sintamos conveniente actuarlos para satisfacerlos, evitaremos la frustración si no obtenemos lo deseado o el resultado esperado...
Los hay, quienes considerando esto se proponen acabar libres de todo deseos, pues ciertamente se evitará muchos sufrimientos y angustias, pero puedan sufrir la decepción de saber, que ya están deseando estar libres de deseos, lo cual es un deseo. Ciertamente el deseo más elevado que puede tener un ser humano programado en su Ego hacia el deseo, es dejar de desear, pues estar libres de deseos para el ser humano común, programado socialmente, no es posible. En estados elevados de conciencia parece serlo, pero mientras no lleguemos a ellos, estaremos sujetos a deseos, y nuestra misión será no dejarnos dominar por angustias y sufrimientos por ellos motivados, que afectan incluso físicamente mientras nos sacan de ese Equilibrio, esa paz interna, que impulsa nuestra principal causa de existencia: Evolución. 

Y también tener en cuenta el dicho: "TEN CUIDADO CON LO QUE DESEAS, QUE PUEDE SER, QUE SE HAGA REALIDAD"... Advirtiéndonos, que ciertamente podemos conseguir muchos deseos, pero nada se da gratis, y el sufrimiento puede estar como forma de pago en el camino hacia sus logros.

Isaac Fernández de la Villa.

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