martes, 1 de noviembre de 2011

INTEGRACIÓN: AMOR, SABIDURÍA, VOLUNTAD

Consideremos que ese algo llamado Inteligencia, o Dios,..., como queramos llamarlo, se manifiesta a través de todo lo creado bajo tres aspectos fundamentales. AMOR; Dar y recibir energía, del tipo que sea, no el cursi, donde entran la necesidad-carencia, posesión-control. SABIDURÍA;Inteligencia-conocimiento de cómo funciona la parte de la existencia que nos corresponde como seres humanos. VOLUNTAD: Impulso que acciona, que actúa y ejecuta la acción, el movimiento.
Consideremos ahora, que ese algo Inteligente quiere llevar sus aspectos a un lugar donde se permitió ciertas reglas, normas, leyes distintivas del lugar; no humanas sino más dentro de la consideración como divinas. ¿Cómo lo haría si dentro de estas normas que rigen tal lugar, llamémosle Tierra, está la de no intervención de aquello no sujeto a dichas normas?...
Los tres aspectos, en su cualidad primordial siempre estarían, si no no habría experiencia ni existencia matérica alguna, pero si los trasladamos hacia el aspecto humano en evolución, ¿Podríamos considerar que el Amor es el aspecto de sentir fuera de la razón mental, la Sabiduría es el conocimiento experimentado y comprendido por el intelecto o mente, y la Voluntad es la decisión actuada, o impulso que direcciona según lo conveniente en cada momento?... (No quedémonos sólo en lo la conceptualización de lo expresado, hasta ahora, es un tema complejo y si lo tratamos bajo conceptos podremos encontrar numerosos rechazos para investigarlo, utilicemos cierto discernimiento e intuición en ello).
La Voluntad parece ser el aspecto más sencillo de ver, todo impulso en hacer algo sea en un sentido u en otro, incluso para no hacer, la lleva en sí mismo. Esto no significa que estemos evolucionados en él, pues los hay que se dejan llevar y hacen lo que otros dicen o actúan, de ahí que se hable de un borreguismo general cuando nuestra la voluntad está dirigida por otros, o bajo ideas de otros impresas en nuestra mente como condicionamientos, para vivir con una mente condicionada. Para evolucionar en este aspecto hemos de ejercer nuestra voluntad con libertad, libres de condicionamientos.
El Amor, al parecer se ha aceptado en la forma aberrada de posesión-control, pasión sexual, necesidad externa en definitiva, cuando pudiera ser un aspecto más elevado del mismo, el dar y recibir según sentimos. Sentimos y actuamos acorde a lo que sentimos, y así recibiremos al dar aquello acorde a nuestra actuación impulsada por nuestro sentir.
Hasta aquí, la cosa en cuestión de ser coherente o íntegros con lo que somos en el momento presente es sencilla; para ello sólo hemos de desprogramarnos, descondicionarnos mentalmente, y actuar según lo sintamos internamente, o intuitivamente (observese que siempre está la -mente, presente, esto para aquellos que en la nueva era hicieron de la mente algo a eliminar; que sepan que sin ella no podrían estar aquí, pues no percibirían nada de lo que perciben imbuidos en un cuerpo humano, y no hablo de la mente programada, sino de la herramienta llamada mente, que tampoco es conciencia). Si ya somos coherente en estos dos aspectos está muy bien, estupendo, somos más nosotros mismos que nunca, pero ¿hacia dónde nos direcciona esto?... Podemos sentir matar al vecino y es nuestra forma de darle nuestra energía, en forma de cuchillada, siendo esta nuestra expresión de amor hacia él... ¿Hacia dónde nos direcciona esto?... ¿A la cárcel?... Podemos sentir pasarnos la vida jugando al monopoli con nuestros amigos, y está bien, incluso puede importarnos poco que el mundo se derrumbe a nuestro alrededor, mientras la pequeña habitación donde jugamos con nuestros amiguitos, ¿sectarios quizá?, ¿hermanos solos ellos quizá?, ¿egoísmo o egocentrismo quizá?, no sufra modificación alguna. Pero ¿quien dice que no ha de sufrir modificación alguna?...
Falta aún el aspecto Sabiduría, que en cierto grado se trata de simple conocimiento, como reconocer razonablemente que todo evoluciona, incluso nosotros como humanos. Evolución parece ser el motor de todo, la gran intención de las tres expresiones antes descritas, y retomamos la pregunta: ¿Cómo traer a este mundo donde no puede intervenir lo divino, o lo que esté más elevado, para darnos sus conocimientos directamente?... ¿No sería mediante la experiencia, la experimentación, el darnos cuenta tanto en su forma sentida como intelectualizada, pero siempre dentro del lugar donde no se permite dicha intervención?...
Muchos hablan de unidad, que todos somos uno y demás, y ciertamente en algún lugar es así, pero aquí no. Esta idea es una trampa que nos separa, que nos hace creer que todos los que la crean y experiencien son mejores que quienes no. Así los que sienten mucho con su cuerpo rechazan a los que sienten mucho con su mente, con su intelecto, cuando quizá éstos últimos tienen avanzado el aspecto Sabiduría en el mismo grado que ellos tienen avanzado el aspecto del Sentir.
En definitiva, los tres aspectos están a nuestra disposición, si rechazamos uno en favor de otro, nunca nos completaremos si consideramos que podemos alcanzar algún grado más coherente del que tenemos actualmente. Unos seguirán escribiendo libros, y otros seguirán jugando al monopoli, porque así lo sienten ambos grupos; los que se dicen Amar y juegan, y los que se dicen saber, y no quieren sentir más allá de sus mentes. Y todo es perfecto, la evolución les obligará a modificar sus métodos tarde o temprano, ¿quizá con grandes dosis de sufrimientos?... ¿no estamos hartos de sufrir?... ¿por qué no queremos cambiar?... Sólo hay que aceptarnos plenamente, sin rechazar, sin obsesionarnos con tener algo mejor que otros, sino sólo una parte de un puzzle en que todos poder completar. Que cada cual, como siempre, haga lo que sienta, que sea lo más coherente consigomismo que pueda, pero si cree que ha logrado algo y a la vez rechaza ciertos aspectos de otros, que seguramente aún no comprenda, en realidad no ha llegado a algo que merezca la pena o tenga más valor que la vida de cualquier otro aún sometido en una fuerte programación...
Quien tenga oídos que oiga.
Isaac Fernández de la Villa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario