martes, 22 de noviembre de 2011

LA VERDAD DE LO LLAMADO COMUN-IÓN

En verdad, en verdad os digo que el que cree en mí, ése hará también las obras que yo hago, y las hará mayores que éstas...
(San Juan 14:12)

Si tenemos en cuentas lo anterior, mirando a nuestro alrededor tenemos varias posibilidades al respecto. Si no creemos en la reencarnación, como medio de purificación hasta llegar a la perfección, Jesús nos mintió, porque en un mundo lleno de grupos religiosos con multitud de creencias, a pocos humanos vemos hacer algo que considerar milagros. Si creemos en la reencarnación, podremos decir que no los realizamos por estar aún en procesos de purificación, y quizá más adelante seamos una humanidad milagrosa.

Los milagros a los que se refirió Jesús, requieren algo denominado; Comunión con el Espíritu Santo, pues sería a través de éste que podemos realizarlo. Común-Unión, significado de la llamada Eucaristía en la religión cristiana, unión del humano con su propio Espíritu Santo o Cristo, que estaría esperando el momento de manifestarse a través de nosotros, en forma individual. Particularidad individual que al integrar el Espíritu Santo del que la Biblia habla, llegaríamos a la comunión unos con otros, siendo tal integración el nexo que nos unifica aún estando en expresiones individualizadas. ¿Cómo sería esto posible?...

Quizá hayáis visto los llamados coches locos, o Coches de choque, atracción de feria, también llamados “chinamos” en zonas de Latinoamérica. Estos coches se mueven con energía eléctrica, dentro de una pista metálica de la cual la canalizan mediante un palo con un alambre en su punta, que se eleva hasta rozar una malla, o red electrificada que abarca toda la pista. Si observamos, notaremos que cuando se mueven los coches, se producen chispas en el punto donde el alambre va rozando la red del techo; se producen destellos luminosos. De igual forma funcionaríamos los seres humanos. Las chispas sobre los coches en funcionando, vivos, sería como el Espíritu Santo, el Cristo, unido a todos los demás Cristos por la red eléctrica, que quizá esté a su vez conectado a otra red, y quizá otra, hasta que el global de la fractalización en ambos sentidos sería lo denominado Dios, o Inteligencia, o el Todo. Por esta unión seríamos hermanos viviendo gracias a una misma fuente, a unos mismos padres, en este caso energía, como una red electrificada que da vida.
La gracia del Señor Jesucristo y la caridad de Dios y la comunicación (en otras bíblias es comunión) del Espíritu Santo sean con todos vosotros”. (2Corintios 13:11)
Si dijéramos que vivimos en comunión con Él y andamos en tinieblas, mentiríamos y no obraríamos según verdad.”
(1 De San Juan 1:6) 
Seríamos en esencia, como Jesús, ni más ni menos, con el mismo potencial.

¿Sería el Espíritu Santo, el Cristo, la chispa divina el “hijo de Dios” al que se refería Jesús?... 

Jesús no dice en la biblia que él era “el hijo de Dios”, decía que era “hijo del hombre”, así no lo tomaríamos como separado, como algo distinto a nosotros, como a un Ídolo al que adorar para que purifique nuestra alma por nosotros y seguir dormidos sin hacer algo al respecto. ¿Pretendía que supiésemos, que siendo hombre como nosotros, llegó a realizar como ejemplo de evolución hacia nosotros?... ¿Podría ser ese Espíritu Santo que todos podemos integrar, aquello que Jesús llamó Padre?... 
Considerar a Jesús, como “hijo de Dios” o “hijo del hombre” se trata de simple perspectiva. Jesús pudo ser un hombre como nosotros antes de alinearse con el Padre, o Espíritu Santo, que sentía fuera de él, como algo ajeno o lejano en espacio tiempo, pero una vez alineado, él se transforma o convierte en un hombre-Dios, o Superhombre; desde una valoración evolutiva, pues se adentró en la siguiente escala posible a nuestra actual evolución. Desde el punto de Vista del Padre, o Dios, o El Cristo, podría decirse que Jesús es su hijo, como esencia individualizada y aparentemente separada de él mismo, de su elevada frecuencia, conciencia, por la introducción en parte de ella en un cuerpo físico que provocó algo diferente; ya no sería sólo Espíritu, sino Espíritu más materia causante de perspectiva separativa. De ahí que cuando se dio la integración y la ruptura de la separación se diga:
“... se abrió el cielo, y descendió el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma, sobre El, y se dejó oír del cielo una voz: Tú ere mi hijo amado, en ti me complazco.”
(San Lucas 3:21-22) 
Se abrió el cielo, los presentes pudieron ver lo que normalmente no vemos, lo que sucede en muchas otras ocasiones en la Biblia, donde se nos abre la visión para ver más allá, otras frecuencias, de lo que nuestros ojos físicos pueden. No solemos ver las conversaciones de los teléfonos móviles, o celulares, que recorren el mundo, nuestros ojos físicos no traducen tales frecuencias, nuestros oídos no las captan. 
Entonces abrió Yavé los ojos a Bala (amplió la frecuencia perceptiva visual), y éste vio al ángel de Yavé, que estaba en el camino con la espada desenvainada en la mano.” (Números 22:31)

Eliseo oró y dijo: ¡Oh Yavé! Abre los ojos para que vea. Y Yavé abrió los ojos del siervo, y vio éste la montaña llena de caballos y carros de fuego que rodeaban a Eliseo.”
(2 Reyes 6:17)

Eliseo no era ciego, y al levantarse por la mañana vio con sus ojos físicos que su ciudad estaba asediada por tropas enemigas. Entonces, aquella entidad que denominaban dios, para simplificar quizá, una genealogía de entidades más evolucionadas que interactúan con nosotros más allá de la comprensión mundana, le dijo: Nada temas, que los que están con nosotros son más que los que están con ellos. Entonces oró, o meditó Eliseo, para ver tal realidad que le decían sin poder verla con sus ojos. Al abrirse sus ojos a la vista a otras dimensiones, vio los ejércitos “de Dios” que no vemos comúnmente.
La voz oída por algunos cuando el “Espíritu Santo” descendió, o entró en comunión con Jesús hombre, se produjo para reafirmación de los presentes; así sabían que algo poco común había sucedido en relación con ese hombre llamado Jesús. 

Este es mi hijo amado, en quien tengo mis complacencias.” (San Mateo 3:17)

Desde este momento, en que entró en comunión con el “Espíritu Santo” dejó de llamarse Jesús de Nazaret, para ser llamado JesúsCristo; Jesús y Cristo; hombre y Espíritu Santo. Convertido por la comunión, aquello llamado Cristo había nacido del hombre, pues en un hombre como los demás, surgió algo nuevo, se transformó en un ser distinto, como un nacimiento. A partir de aquí, Jesús podía manifestarse tanto Como Jesús hombre, como Jesús Cristo. 

Pues para que veáis que el Hijo del hombre (Cristo, conciencia Crística) tiene sobre la tierra poder de perdonar los pecados, dijo al paralítico: Levántate, toma tu lecho y vete a casa...” (San Mateo 9:6) 

Jesús hablando como Cristo, se llama a sí mismo Hijo del hombre.

Viniendo Jesús a la región de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo de hombre? Ellos contestaron: Unos, que Juan el Bautista; otros que Elías; otros, que Jeremías u otro de los profetas.
(San Mateo 16:13-14)

En este pasaje, indica que la reencarnación estaba generalizada y en la cultura religiosa de entonces. Jesús pregunta, y los discípulos le comentan, las especulaciones del entorno, considerando en todas ellas, a Jesús como encarnación de personas muertas, a Juan Bautista ya lo había matado. La reencarnación, al parecer se trató de eliminar cuando formaron la Biblia, considerando que las mentalidades de entonces la usaban para justificar seguir actuando depravadamente, con el tener otras vidas para hacer las cosas de otra manera...

 Incluido en LA VERDAD NOS HARA LIBRES. Indagaciones del Buscador Parte 3. DESCARGA GRATUÍTA EN: http://www.bubok.es/libros/208527/LA-VERDAD-NOS-HARA-LIBRES-Indagaciones-del-Buscador-Parte-3 

Isaac Fernández de la Villa.

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