Cuando cambiamos internamente, inevitablemente los cambios se trasladan a nuestro entorno. Hace tiempo escribí en El Buscador de la Felicidad (La evolución del Ser), un ejemplo sobre una mujer asociada a un club de obesas. En dicho club, las integrantes estaban satisfechas disfrutando comidas copiosas con personas de la misma talla, la grande, la a menudo rechazada por la sociedad estereotipada a la delgadez. Esta mujer no encontraba trabajo por su aspecto, ni novio por vivir aún con su madre y no tener una vida propia que compartir sin interferencias. En cierto momento, cuando el sufrimiento se hizo suficiente, sintió cambiar, y tomó otros hábitos alimenticios que le llevaron a adelgazar. Con el tiempo adelgazó, encontró trabajo, pudo marcharse de casa de sus padres y encontró novio; pero inevitablemente poco a poco fue rechazada por el club de obesas, pues ya no daba la talla.
¿Qué quiere decir esto?... Si cambias con decisión, las separaciones de lo que ya no está acorde con tu nuevo camino son inevitables. Amigos y familiares suelen ser parte de lo no acorde, por ello la frase: MIENTRAS MÁS TE UNES, MÁS TE SEPARAS. Frase que tiene muchas interpretaciones, pero en este caso, indica que mientras más te unes a ti mismo/a, mientras más prestas atención y actúas en este sentido, más te alejas de quienes no están dispuestos a acompañarte en el nuevo rumbo.
Es frecuente que personas que han tenido un “despertar” de algún tipo, tengan que enfrentarse a duras separaciones. Si dejas de comer ciertos alimentos y el hábito de trasnochar, puedes dejar de asistir a cenas copiosas con tragos y juerga al final. Si comprendes profundamente el daño que genera la crítica y el chisme, puedes dejar de tomar el café con el grupito de amigo/as que a esto se dedican, para pasar el rato mientras desahogan sus frustraciones juzgando a los demás en intento vano de verse importantes y libres de imperfecciones. Si comprendes que ciertos tipos de trabajos no te interesan, puedes entrar en conflicto con la familia, que considerándolos desde sus puntos de vista; LO MEJOR PARA TI, no comprenderán cómo decides hacer algo distinto. Si comprendes que vivir consciente en el presente significa no dar importancia a fecha alguna, a las fotos melancólizantes, a las llamadas de teléfono protocolarias de control sutil…, puedes entrar en conflicto y alejamiento paulatino con quienes aún necesitan celebrar cumpleaños, o recordar otros tiempos con álbumes de fotos, o que les feliciten en ciertas fechas, ¿para qué?... ¿no son felices todos los días?.... Puedes entrar en conflicto con quienes aún quieran celebrar cenas de navidad y que les acompañes, y si comprendes que la muerte de un cuerpo físico no es la del Ser que lo habitó, sino la liberación de su vehículo, el conflicto puede darse cuando no asistas a funerales, absurdos, en cuanto a que se crea una especie de “ritual adorador” a un gran trozo de carne muerta, ¿para llorar y sufrir por lo que pudo ser y no fue, o lo que podía haber sido?... Y si asistes por acompañar a los demás, puedes entrar en conflicto cuando éstos no vean en ti, el sufrimiento que ellos padecen, o cuando no lo aparentas porque no comulgas con tal hipocresía. Entonces pueden juzgarte de persona fría e insensible porque elegiste comprender la existencia logrando dejar de sufrir en el proceso...
¿Y si no asistes a esas bodas donde te "invitan" a pagar un precio por asistir?... Que yo sepa una invitación es una invitación, no un compromiso a pagar o regalar algo cambio. Pero ¿qué se va a esperar de un acto donde el amor lo consideran dependiente de contrato?...
¿Y si no asistes a esas bodas donde te "invitan" a pagar un precio por asistir?... Que yo sepa una invitación es una invitación, no un compromiso a pagar o regalar algo cambio. Pero ¿qué se va a esperar de un acto donde el amor lo consideran dependiente de contrato?...
Que se entienda; entrar en conflicto no sólo significa violencia manifestada, también engloba la separación sutil, apenas visible si no observamos profundamente. Ya sabemos cómo funcionan la mayoría en estas sociedades llamadas “occidentales” donde predomina la apariencia, la máscara, la hipocresía…, así que pueden aparentar que no pasa nada, pero por dentro, si cambiaste tu postura ante los acontecimientos y así te manifiestas por propia coherencia, ellos lo intuirán internamente y manifestarán su posición al respecto, sea sutil o directa; así pueden dejar de contar contigo para ciertos encuentros, o pueden echarte en cara directamente tu actitud con grandes dosis de juicios y chantaje emocional; para ponerte en la tesitura de elegir entre ellos o tú mismo/a, incluso en la de: CON NOSOTROS O CONTRA NOSOTROS...
Si has avanzado mucho en el encuentro contigo mismo/a, las tesituras dejarán de generarte conflicto aunque se den separaciones… Por esto que adentrados en el sendero llamado “espiritual”, o en el conocimiento de nosotros mismos que nos lleva a salir del sufrimiento, solemos encontrarnos con la etapa de “noche oscura”, o de “infierno”, a superar antes de encontrarnos en otro lugar más agradable. Es durante esta transición que se dan las separaciones más significativas, nos estamos reajustando enormemente, y todo nuestro alrededor se reajusta a su vez en la misma medida, pudiéndonos crear conflictos tanto internos como externos en diversas manifestaciones: Rupturas de pareja, alejamiento de familiares y amigos, cambios en el trabajo, de domicilio,…
Esta transición genera puntos de tensión; lo viejo nos quiere retener y lo nuevo nos impulsa a cambiar. Nuestras decisiones son de pronto sumamente importantes, en cuanto a que aparentando ser pequeñas, entre un sí o un no, las repercusiones son enormes en nuestra cotidianidad, ya sea física o emocionalmente. ¿Dejo o no dejo a mi pareja?..., ¿Dejo o no dejo el trabajo?... ¿Dejo o no dejo… ¿Hago o no hago…
Al parecer, y según vengo observando mi vida y la de los demás, la dureza o intensidad de esta transición o pequeñas transiciones, depende si aglutinan en poco tiempo muchos cambios con sus decisiones correspondientes, o se llevan a cabo a largo plazo; pero parece que esto es algo inevitable, ya que los cambios son parte de la vida misma en la que participamos, donde se contempla el hecho de cambiar como impulso evolutivo; obsérvese la naturaleza en sus cambios estacionales.
En el ser humano programado dentro de un sistema propagandístico y adorador del llamado “Estado del bienestar”, esta transición suele ser muy dolorosa. Nos creímos que el “estar bien” necesita que nada cambie cuando alcanzamos lo que consideramos que es; estar bien, y programados en un “estado de bienestar” dependiente de numerosas cosas externas físicas y emocionales, inevitablemente sufriremos cuando lo externo cambie, o nuestro interior cambie forzándonos a tomar decisiones que lo hagan cambiar. Simplemente se está generando un conflicto entre lo interno y lo externo, ideas consolidadas como verdades absolutas durante años, comienzan a derrumbarse, a romperse y remodelarse. Dependerá de cada uno cómo lo lleve, pero una cosa es clara: EL CAMBIO ES INEVITABLE, y mientras más nos resistamos a ello, mayor será el sufrimiento o dolor que padeceremos, tanto en la resistencia, viendo como algo se nos escapa y nos esforzamos por mantenerlo, como durante el cambio mismo, pues una vez dado paso a lo que ha de cambiar, lo que nos encontramos suele ser inimaginable.
Para concluir, decir al respecto que todo está bien, que al final del túnel la luz siempre está esperándonos, y no sólo me refiero al famoso túnel de la muerte física. Todo cambio es en realidad una muerte en sí mismo, y por muy doloroso que aparente ser, es una oportunidad para encontrarnos en un estado de bienestar normalmente desconocido para nosotros: NOS EDUCARON PARA TEMER LO DESCONOCIDO, Y YA ES HORA DE DESHACERNOS DE TAL PROGRAMACIÓN… ¿SE ATREVEN?... Da igual, no les queda otra; sólo es cuestión de tiempo…
Isaac Fdez. de la Villa.
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