sábado, 9 de abril de 2011

LA SEPARACIÓN DE ALMAS Y LOS VISIONARIOS DEL CAMINO.



La familia, la unión, la reunión de seres que se enlazan más allá de lo aparentemente físico, se ha llevado a la separación en lo manifiesto. La programación mental ha tenido parte; la codicia, el control por miedo, por carencia de amor incondicional.
Y así, el mundo donde la familia humana puede estar unida, se la ha llevado a la separación.
Y así, aquellos que sienten lo absurdo de tal distanciamiento, se alzan sobre el mismo, incluso para separarse en su misión reunificadora, de familias cercanas más físicamente visibles, cuando éstas estando programadas, se convierten sin saberlo ni intencionarlo, en tentáculos fomentadores de división, con expresiones posesivas y codiciosas, sobre todo en el terreno sentimental; Ataduras emocionales. Por miedo programado a perder lo que nos hicieron creer que debíamos alcanzar: La falsa familia; Un padre, una madre, e hijos. El ideal de una unidad infinita que es limitada, expresada como manifestación restringida de un amor incondicional que se pretende contener entre cuatro paredes, entre cuatro cosas socialmente bien vistas, basadas en una supuesta felicidad que nunca se completa, porque erramos el camino. Se nos llevó a callejones sin salida, oscuros de codicia pero aparentemente iluminados, sólo por farolas artificiales de programaciones históricas sociales, creadas para deslumbrar con una separación resignada y sumisa, a creer estar haciendo lo correcto; sólo porque a nuestro alrededor todos hacen lo mismo…
Y así, el Buscador de la Felicidad con mayúsculas, de la falsa unidad se marcha. Se separa de sus compañeros álmicos más cercanos para emprender su misión de unidad. Curiosa paradoja: Para ser un Unificador Libre, has de experimentar la separación, e incluso provocarla con todo aquello que nos limita para cumplir dicha misión, donde numerosos seres amados quedan atrás, compañeras, madres, padres, e hijos, sin ser capaces de comprender aún, el camino que emprendemos… Como el revolucionario de corazón, que antaño fue a la batalla dejando todo, para entregarlo todo por un futuro mejor para sus semejantes.
Y así, quienes emprenden este camino solitario, en un principio, pues pronto aparecen los compañeros que en él ya se encuentran, o los que pronto deciden unirse a él, se convierte en un VISIONARIO DEL CAMINO, en un GUERRERO DE LA LUZ, en la oveja que salió del rebaño cargando a sus espaldas, tanto el dolor de la separación por haber tenido que salir del redil, como con su propio dolor de sentirse aún atrapado en el mismo aunque ya se aleje, y sobre todo, con el dolor del mundo: Donde sintió una infinidad de almas clamando una libertad, tapada con muros impuestos, camuflados de falsas libertades sin salida, cargadas de sutiles sumisiones impuestas por otros sumidos en sus desbordadas ambiciones personales.
Y la historia de Buda abandonando sus riquezas materiales y familiares, que poseía en abundancia por ser príncipe, se repite en los AGENTES TRANSMUTADORES de lo Absurdo. Cuando el llamado desde lo alto es escuchado, y se les pide la misma entrega, hacia una Vida que lo pone al servicio de un bien común por encima de él mismo. Servicio que es vislumbrado y marcado con fuego en ese corazón que ya siente y vio la mentira del conflicto en la separación artificial, a la cual la humanidad ha sido sometida demasiado tiempo: Entonces LA VIDA se presenta en servicio a la humanidad, a través de un simple ser humano, que contiene a un Ser, que comienza a trascender lo humano.
Y así, mediante los AGENTES TRANSMUTADORES, la vida en evolución al verse retenida falsamente, absurdamente, encuentra siempre los caminos hacia la REVOLUCIÓN: Que no es más que un reequilibrado urgente de la propia evolución, que fue descompensada artificialmente.
Y así, el VISIONARIO DEL CAMINO puede verse sufriendo numerosas veces por la apariencia de su alrededor, aún sabiendo y reconociendo la falsedad de la misma. Como Jesús, cuando sabiendo que Lázaro había muerto y que lo resucitaría en tres días, no lloró hasta verse rodeado del dolor ajeno, justo antes de entrar a la tumba de su compañero, donde realizaría el milagro….
¿Lloró por la muerte de Lázaro?...
No, él ya sabía que resucitaría, no lloró por su muerte… Lloró por sentir el dolor en la humanidad, a través de las personas que frente a la tumba sufrían alrededor de una mentira, impuesta por la creencia de que la muerte es un final… Al tiempo que lloró por sentir su incapacidad para hacer algo más que continuar su misión, que ya le era indicada por el llamado, y la voz sentida de su Corazón.
Así la cruz del visionario del camino es la misma que aquella que hizo caer tres veces al Maestro, porque es la cruz donde la humanidad está crucificada sin saberlo. Y quien suelta su cruz personal por vocación compasiva, comienza a cargarse de las cruces de toda la humanidad: Dándose comienzo al verdadero camino Espiritual, que está muy lejos de vivir playas soleadas de éxtasis místicos diversos, de cursillos que entretienen los egos para quitarnos, esta vez con lo llamado espiritual, ese estrés que nuestras absurdas vidas nos proporciona cotidianamente por sometimiento a lo absurdo…

El camino Espiritual, se trata de salir del Yo, para ser Nosotros y no poder más, olvidarnos de los demás, porque ellos son nosotros, y sus sufrimientos son los mismos que los nuestros: Para una vez entrado en él, poder ver desaparecer el egoísmo a cada paso. 

ISAAC FERNÁNDEZ DE LA VILLA.

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