El Buscador de la felicidad, a la hora de ayudar, sabe que dar aquello que no tiene suficiente, es la mejor forma para acabar siendo otro necesitado más.
Quien no tiene dinero puede dar amor si es lo que tiene. Quien no tiene amor quizá pueda dar dinero. Quien tiene amor y dinero podrá dar ambas cosas, y quien no tiene ni amor ni dinero, quizá pueda dar conocimientos, para quienes los reciban puedan transformarlos en sabiduría. La lista para ayudar a los demás según tengamos es enorme. Pero pretender dar amor cuando carecemos de él, o dinero cuando no tenemos el suficiente para nosotros y nuestra familia, es la mejor forma de empeorar las cosas y aumentar las necesidades del mundo con las nuestras. Por ello el Buscador antes de dar algo se llena de ese algo, y cuando decide dar, no carecerá de suministros para llevar a cabo el compromiso. Y cuando las circunstancias lo dejen vacío por algún motivo, reconoce que es hora de no dar hasta llenarse de nuevo, incluso pudiendo cambiar la forma de ayudar en el camino por aquella en que sienta estar más lleno y dispuesto a dar a los demás: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de dios.” (S. Mateo 4,4).
El Buscador sabe que para dar hay que ser consciente de las consecuencias de nuestra acción, y considerar que hay ocasiones en que el acto de “no dar”, es lo mejor que podemos “dar”.
Isaac Fernández de la Villa.
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