miércoles, 4 de mayo de 2011

LA FELICIDAD Y SUS GRADOS.

Si consideramos que la felicidad tiene diferentes grados de manifestación dentro de la escala que forman nuestros sentimientos o manera de sentirnos, sin tope alguno reconocido, podremos movernos en ella tanto hacia niveles de felicidad que desconocemos, como ir hacia el otro lado y descubrir sufrimientos de igual desconocimiento. Tal escala sería parecida a un termómetro que midiendo sólo temperatura, por sus expresiones la dividimos en terrenos fríos, templados, o calurosos: Dolores y sufrimientos desagradables, estados de “equilibrios” emocionales cómodos, felicidades y alegrías deseables y agradables.
Considerando que la felicidad puede llegar a niveles desconocidos en la escala de nuestra forma de sentir o existir, ésta podrá ascender hacia el infinito, para convertir todas esas felicidades a las que comúnmente aspiramos durante nuestras vidas, en niveles de felicidad insignificantes comparados con tales grados superiores que deberíamos ser capaces de alcanzar.
Ciertamente podemos y solemos conformarnos con las “felicidades” que nos enseñaron culturalmente, las acostumbradas y bien aceptadas por nuestras sociedades, y así no necesitaremos buscar las mayores. Con éstas, que en su mayoría son dependientes de la posesión material o de circunstancias de relaciones humanas, podemos sentimos satisfechos, de hecho la mayoría de nosotros lo hace, aunque en realidad nos estamos conformando con terribles estados de sufrimiento, si comparamos a estas felicidades con las que nos sentimos satisfechos con las que podríamos sentir o sienten, aquellos que llegaron a niveles superiores de la escala. Y no hay que irse tan lejos, hacia lo místico para ver esto, porque cotidianamente podemos advertir que nuestra felicidad, puede ser la infelicidad de otros, aún moviéndonos dentro de terrenos conocidos en la escala de nuestra forma de sentir, por ejemplo:
Nos sentimos infelices porque no aprobamos un examen, y nos encontramos con un amigo a quien se le acaba de morir un familiar. Vemos que sufre hasta el punto de llorarnos en el hombro. Para esta persona, nuestra infelicidad por haber suspendido el examen sería su gran felicidad comparado con haber perdido a un ser querido. De esta forma, aquellos niveles de felicidad para los que vivimos y nos esforzamos todos los días, para aquellos que se hayan elevado a niveles superiores de felicidad, serán simples estados de infelicidad o sufrimientos, aunque nosotros nos creamos ser los más felices del mundo.

El Buscador, como aún no ha alcanzado los niveles de Felicidad más elevada posible para todo ser humano, no tiene base alguna para catalogar tales felicidades superiores. Desconoce qué son y qué se siente con tales felicidades, de esta forma, reconoce que sólo puede conocer los grados de felicidad que ya se manifestaron alguna vez en su vida.
 
(Incluido en libro: EL BUSCADOR DE LA FELICIDAD. La evolución del Ser. Parte 3.Descarga gratuita en http://www.bubok.com/libros/189425/EL-BUSCADOR-DE-LA-FELICIDAD-La-Evolucion-del-Ser-Parte-3)

Isaac Fernández de la Villa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario