Si convierto los interrogantes de la mente en un misterio, no hay respuesta. Si no hay respuesta, no hay nada a donde ir ni qué hacer con ello. Y Ello desaparece, no afecta. Entonces llega la paciencia, la paz-ciencia; la ciencia de la paz.
¿Cómo saber qué camino tomar?... Pregunta la mente, apoyada por un sentimiento de futilidad que surge de algún lado, ya no del aparente pensamiento, pensamiento que siente, en todo caso, pues se hizo distinto al pensamiento razonado, uno es lógica y otro sentido, aunque pueda ser la misma mente manifestándolos por el mismo cuerpo que ocupamos… Nada queda más que esperar, presentes, a ver qué sucede en otros lugares, o en otros compañeros vivenciales, más adelante. Aquí y ahora, poco que decir que no sean banalidades, las cuales, hasta cierto punto podrán ser provechosas si mantienen el fuego de la transformación latiendo con viveza en la paz interna que las sostiene, porque aún el espejismo tiene fuerza, y en un instante hace olvidar el sendero trazado, para dejarlo atrás, sobre todo, cuando se comenzó a vivir más en el Aquí y Ahora, lo que puede convertirse en una trampa más del sendero que lleva al estancamiento… Por ello, es de importancia reconocer que la ayuda aparecerá cuando haga falta, cuando se necesite realmente, pues nadie progresa sin algún tipo de ayuda, provenga de donde provenga, aunque su aparente distancia, la enfríe y difumine hasta ser capaces de ignorarla o rechazarla con triviales juegos mundanos…
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