Todo es perfecto con la evolución como base del punto de vista, del asunto o tema a observar... En cuanto pretendemos hacer perfectas imágenes creadas por nuestra programación mental, impulsada por nuestros deseos o ideas de otros inducidas en nosotros, caemos en una trampa que nos puede llevar a la frustración; y que será su grado diferente por el impulso que mantuvimos sobre la imagen que pretendimos hacer perfecta: El sufrimiento llega cuando se rompe la imagen, normalmente a fuerza de la cambiante realidad impulsada por una verdad más elevada llamada evolución.
.- Pretender que un “amigo” sea como la imagen que hicimos de él, que idealizamos sobre él es un ejemplo común. Así cuando el “amigo” nos traiciona en cierta forma, se produce la ruptura de la imagen: Esto suele sobrellevarse con el autoengaño insistente sobre la verdad que concebimos con nuestra imagen inicial... Y así vamos acumulando poco a poco frustraciones pequeñas y desengaños, que finalmente nos esclavizan a imágenes irreales, en relaciones bipolares de amor-odio. El acto detonante que rompe la trampa puede ser insignificante, pero deberá ser lo suficientemente efectivo para romper las relaciones por completo, ¿causando mucho sufrimiento?... El que se transformará en libertad sobre las personas idealizadas o situaciones contempladas sobre bases falsas.
La percepción que discierne, es la mayor defensa para evitar caer en la idealización esclavista, y habrá que llevarla a cabo constantemente sobre cada asunto o persona a nuestro alrededor, en observación y vigilancia constante; para así no caer en idealizaciones irreales.
Querer hacer perfecto lo imperfecto, es caer en la falsedad del auto engaño.
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