LA PAZ ES POSIBLE.

Una MENTE ILUMINADA percibe por CONCEPTOS y no se deja llevar por elloos.
Un CORAZÓN ILUMINADO percibe por SENTIMIENTOS, y no se deja llevar por ellos.
Un FÍSICO ILUMINADO, percibe por SENSACIONES, y no se deja llevar por ellas:
Y NO DEJARSE LLEVAR es distinto a no hacer algo por MEJORAR NUESTRO MUNDO como realidad más cercana... ¿POR DÓNDE QUIERES EMPEZAR? (Isaac Fdez. de la Villa)...

jueves, 24 de febrero de 2011

SOBRE EL AMOR CONSCIENTE.

Hay que aprender a distinguir entre tres tipos de amor por lo menos (aunque haya siete en total): amor instintivo, amor emocional y amor consciente. No hay mayor peligro de que no se puedan aprender los dos primeros, pero el tercero es raro y depende tanto del esfuerzo como de la inteligencia. El amor instintivo está basado en la química. Toda la biología es química, o quizás deberíamos decir alquimia; y las afinidades del amor instintivo, manifestadas en las atracciones, repulsiones, combinaciones mecánicas y químicas que Ilamamos el amor, el cortejar, el matrimonio, hijos y familia, son sólo los equivalentes humanos del laboratorio de un químico. Pero ¿quién es aqui el químico? Lo llamamos la Naturaleza. Pero ¿quién es la Naturaleza? La verdad es que no lo sospechamos más de lo que pueda sospechar un alcanforero injertado en una higuera la existencia de un jardinero. Y, sin embargo, hay un jardinero. El amor instintivo, por ser químico, es tan fuerte y perdura tanto como las substancias y cualidades de las cuales es manifestación...
Esas substancias y cualidades no pueden ser conocidas y mensuradas sino por quien entienda la progresión alquímica que llamamos herencia. Muchos han observado que los matrimonios felices o desgraciados son hereditarios. Lo mismo sucede con el número de hijos, su sexo y su longevidad, etc. La llamada ciencia astrológica no es sino la ciencia (cuando llega a serlo) del proceso de la herencia durante largos períodos.
El amor emocional no tiene su raíz en la biología. De hecho, es casi siempre antibiológico en su carácter y dirección. El amor instintivo obedece a las leyes de la biología, es decir, a la química, y precede por afinidades. Pero el amor emocional es a menudo la atracción mutua entre desafinidades e incongruencias biológicas. El amor emocional, no acompañado por el amor instintivo (como casi siempre ocurre) raramente origina descendencia; y cuando esto sucede, la biología no se beneficia. Extrañas criaturas surgen de los abrazos del amor emocional: tritones y sirenas, Barbazules y belles dames sans merci. El amor emocional no sólo es efímero, sino que evoca a su asesino. Tal amor crea odio en su objeto, si es que el odio no está alli desde un principio. El amante emocional se vuelve pronto objeto de indiferencia y, poco después, de odio. Estas son las
tragedias del amor emocional.
El amor consciente rara vez se logra entre seres humanos; pero puede ser ilustrado en las relaciones del hombre con sus predilectos del reino animal o vegetal. El desarrollo del caballo y del perro desde su estado natural original o el cultivo de flores y frutos son otros tantos ejemplos de una forma primitiva de amor consciente, primitiva porque el motivo es todavía egoísta y utilitario. En sintesis, el caballo domado y la fruta cultivada sirven al hombre para su uso personal; y no puede decirse que su trabajo sobre ellos esté motivado solamente por el amor. El motivo del amor consciente, en su estado desarrollado, es el deseo de que el objeto Ilegue a alcanzar su propia perfección innata, sean cuales fueran las consecuencias para el amante mismo. “¿Que importo yo?, con tal de que ella alcance su perfecto desarrollo", dice el amante consciente. "Me iría al infierno si de esa alanera ella pudiera alcanzar el cielo." Y la paradoja de esta actitud es que un amor de esta índole siempre evoca en su objeto una actitud similar. El amor consciente engendra amor consciente. Es raro entre los seres humanos por varios motivos: primero, porque la gran mayoría son niños que quieren ser amados pero no amar; segundo, porque rara vez se concibe la perfección como la meta justa del amor humano - aunque sólo esto diferencie el amor humano adulto del amor infantil y animal; tercero, porque los seres humanos no saben, aunque lo deseen, qué es bueno para sus seres amados; y cuarto, porque nunca ocurre por accidente, sino que debe ser objeto de resolución, esfuerzo, elección consciente. Es tan poco probable que el amor consciente surja de por sí como que el Bushido o la Orden de Caballería haya surgido por accidente.
Así como éstas fueron obras de arte, también el amor consciente debe ser una obra de arte.
Este tipo de amante se enlista, pasa por su aprendizaje, y quizá alcance un día la maestría.
Se perfecciona a sí mismo para poder desear y ayudar con pureza la perfección de su amada.
¿Quiere alguien ingresar en esta orden del amor consciente? Que se deshaga entonces de todo deseo personal e idea preconcebida.  Contempla a su bienamada: ¿qué clase de mujer (u hombre) es ella (o él)? He aquí un misterio: un aroma de perfección, cuyo aire naciente es adorable. ¿Cómo puede actualizarse esta perfección, para gloria de la amada y de Dios su Creador? Que piense el amante si es capaz de ello. Sólo puede concluir que no lo es. Quien no puede cultivar flores, ni tratar bien a perros o caballos, ¿cómo puede aprender a revelar la perfección, aún por germinar, de la amada?
Se requiere humildad y luego una tolerancia deliberada. Si no estoy seguro de lo que conviene a su perfección, al menos que tenga ella libertad para seguir sus propias inclinaciones. Entretanto estudiaré: qué es ella, y qué puede Ilegar a ser; qué necesita, québusca su alma sin poder encontrarle nombre y, todavía menos, forma.
Tendré que prever hoy sus necesidades de mañana; sin pensar nunca en lo que sus necesidades puedan significar para mí. Veréis, hijos e hijas, la autodisciplina y la autoeducación que se exigen aquí. Entrad, audaces, en estos bosques encantados. Los dioses se aman conscientemente. Y los amantes conscientes se convierten en dioses.

(Título de la obra en inglés: "ON LOVE - WITH SOME APHORISMS AND OTHER ESSAYS"
Traducida del inglés por Dorothea Dooling, Roberto Wangeman Castro, Fernando Llosa Porras y Antonio Cook Garland)

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