Es curioso, cómo algunos despiertan, o se consideran despiertos, o iluminados, para adquiriendo gran autoconfianza en lo que sienten, al manifestarse en la forma se creen Maestros de la Vida. Cuando en realidad, todos somos maestros y aprendices de la vida desde que nacemos…
Los Seudomaestros se creyeron ser “los Maestros” de todos, de otros, situándose muy por encima de ser aprendices de estos mismos a los que pretenden enseñar algo. Se hicieron tan fieles a lo que sienten, y que no siempre comprenden, que se creyeron en posesión de toda la Verdad de la existencia. Y en su creencia separativa, se hicieron muy eficaces en detectar cosas en los demás, porque las vieron en ellos mismos, porque expandieron sus radares energéticos, y sobre estos, expanden su propia creencia en su eficacia, limitada a su experiencia, limitada en su totalidad por la falta de comprensión total, lo que se traduce en falta de respeto y rechazo a los sentires de otros…
Creyeron ser eficaces para todo, considerando que no puede existir manifestación del Todo que se les escape a su “aguda” eficacia. Desde una comprensión limitada pero poco conocida por el común social, se adjudicaron la etiqueta de Maestros, aunque ellos en la forma incluso puedan rechazarla, porque la etiqueta se sutiliza fractálmente, para considerarnos en innumerables ocasiones, maestros de todos los demás… Y no es que no lo seamos, ni sirvan nuestras cualidades de decir lo que sentimos para ayudar o acompañar a otros en sus procesos. Pero polarizarnos hacia el creérnoslo, se crea el rechazo de lo que consideremos no estar a nuestra altura, y esta es la trampa de los que despiertan o se iluminan. Considerar nuestra posición como algo “superior” a lo que el sentir de cada cual percibe… Esta es la continua perdición de la humanidad, pues se pierde la humildad compasiva propia de aquello que a través de nosotros sigue evolucionando, para continuar seguir sembrando fuera desde un sentir aún muy personal, que no significa en absoluto, tener la posesión de la Verdad absoluta.
Así, los Seudomaestros, creen completamente que sus juicios hacia lo externo no son tales, porque creen que sintiendo ciertas cosas, el juicio ya desapareció por completo, en la consideración de que si todo es perfecto, no importa el efecto de su expresión, cuando en la expresión, ellos podrían ver lo que aún les queda por solventar, y así no crear separación en este terreno expresivo, sino unión en la densidad manifiesta. Pero en la trampa, prefieren expresarse como maestros perfectos antes que aprendices humildes y comprensivos, y así lanzan tentáculos posesivos hacia los caminos y sentires de otros, para someterlos a la fuerza, por su percepción individual de los misteriosos procesos del Todo: “Si no confías en mí, no mereces estar a mi lado, y si no haces esto u aquello, tienes que irte”, pueden decirnos cuando se sienten inútiles dentro de su pedestal. Y no es que en numerosas ocasiones no sea necesario llegar a tales, pero los hay quienes lo hacen rechazando desde su apreciada posición, para poner condiciones a su amor, que supuestamente es incondicional desde sus perspectivas, las cuales quieren abanderar hacia todo terreno expresivo.
“Todos somos uno, todos somos unidad”, dicen, “yo lo siento así”, reafirman, y con ello creen saber todo sobre la existencia y su manifestación, cuando lo que son, sin saberlo siquiera, no es capaz de hablar de otra forma que no sea la que aprendieron en su vida inmediata… Si son Todo y sienten la unidad, ¿por qué no hablan todos los idiomas?... ¿Será porque no son todo lo que creen ser y podrían llegar ser, si siguieran escuchando más allá de la complacencia de creer haber llegado a alguna Maestría de algo?...
El llamado cotidianamente Mundo Espiritual, en su expresión se sigue reciclando por ellos hacia el siguiente bucle de lo absurdo, entre un mar infinito de posibles manifestaciones existenciales. Se limita de nuevo bajo una limitada comprensión llena de orgullo, que en esta ocasión, se reviste de creer tener toda la verdad, y el poder del creer saberlo todo, ¿sólo porque así lo sienten?… Por ello necesitan reafirmarse constantemente con expresiones coletillas como la de que “no saben nada”, para sentirse cómodos en sus absurdas manifestación aún muy polarizadas… Y si algo se les dice al respecto, saltan dejando ver tus defectos, te atacan porque se sienten atacados, y aunque pueda ser certeras sus apreciaciones, no quita el uso de tal táctica como escape, al propio reconocimiento de tener que ir más allá, de aquello en lo que quedaron complacidos; y dicen: “no te escucho porque no hablas como yo quiero, detecto con mi perfecto sentir que estás poco evolucionado, estás en los pensamientos y no hay que pensar, y la vida no puede trasmitirme nada por debajo de mí estado de no pensar”… Cuando los grandes Maestros así llamados por la historia, alguna que otra vez se deleitaron en aprender de OBSERVAR la naturaleza, que considerada perfecta en su expresión, fue escuchada por ellos, aún considerándose “inferior” evolutivamente hablando.
Sucede que el Ego no desaparece, se puede limpiar pero no se disuelve, sino se transforma, pues sin Ego no existiria la experiencia individualizada del Ser Total que a través de cada uno de nosotros se manifiesta. Y este Ego álmico, aún de despiertos o iluminados, sigue cayendo en buscar sentirse más pleno aún no estando limpio de ciertas cosas, y puede caer en seguir compitiendo con los demás, aunque esta vez no lo haga sólo por cosas materiales, sino por una autoreafirmación espiritual que necesita apoyo de la aceptación de los demás.
La intención oculta del Seudomaestro, se revela cuando las cosas no van como desearían. El juicio hacia la vida se ejerce entonces: “has elegido el camino difícil, el que te llevará años recorrer…”, “te vas a dar de trompazos”… “eres un burro”, pueden decir en la creencia de que existe un solo camino fácil; el de ellos, pero cuando les adviertes del juicio hacia la manifestación del Todo, se defienden diciendo que no dicen nada de eso, que no juzgan, pero, ¿si juzgan difícil algo, no es porque creen saber lo fácil?... Ellos, creyendo haber logrado algo más que otros, aún no juzgándose ya ellos mismos, juzgan fuera porque no quieren juzgarse más, y así, su Conciencia expresiva quedó fría, para no aprender más expresada en el propio reconocimiento de no saber algo en absoluto, pero tal conciencia sigue llena de intenciones que no quieren ver, al dejarse deslumbrar por el ver y sentir que a la vez que se expresan, todo es perfecto… Y así son capaces de echar de su lado todo lo que la vida les presente como espejos, para preferir crear su nueva familia limitada con aquellos que nada les haga más, dudar de sus creencias, que ahora las creyeron de total perfección… Ya sólo buscan rodearse de aprendices con los que sentirse complacidos en su papel de Maestros, en una necesidad mutua real de darse a los demás propia del Ser, que no saben llevar a cabo si no es condicionada por sus propios condicionamientos de lo que debe ser y lo que no en la manifestación, en la expresión de; “mi camino es mejor y único, y el de los demás han de seguir mis pasos o indicaciones, si quieren llegar a lo que yo ya tengo”... Que no es otra cosa, que lo que creen tener, y el bucle, suma y sigue...
Isaac Fernández de la Villa.