LA PAZ ES POSIBLE.

Una MENTE ILUMINADA percibe por CONCEPTOS y no se deja llevar por elloos.
Un CORAZÓN ILUMINADO percibe por SENTIMIENTOS, y no se deja llevar por ellos.
Un FÍSICO ILUMINADO, percibe por SENSACIONES, y no se deja llevar por ellas:
Y NO DEJARSE LLEVAR es distinto a no hacer algo por MEJORAR NUESTRO MUNDO como realidad más cercana... ¿POR DÓNDE QUIERES EMPEZAR? (Isaac Fdez. de la Villa)...

martes, 26 de julio de 2011

CONVERSACIONES RESIDUALES


¿Hemos advertido alguna vez, que tras alguna conversación, se nos queda la conversación o el tema, en forma residual en nuestra mente?... Es como revivir las palabras de nuevo, en un fondo de inconciencia, donde podemos incluso recrearla en otra forma, juzgándonos entonces por no haber dicho esto o tal cosa... Dándonos cuenta de esto, la secuencia mental que así sucede y en su observación logramos detener, según la intensidad con que fue creada o el hábito adquirido inconsciente para que se den durante años, suelen volver de nuevo, ¿quizá horas más tarde?... ¿Quizá cuando nos encontramos con otra persona y sacamos de nuevo el asunto?... ¿Quizá cuando desviamos nuestra conciencia del presente, o concentración enfoque, hacia ninguna parte concreta, sea la puerta abierta que da permiso a este estado, a ese subconsciente que pretende atraparnos en bucles de pensamientos normalmente absurdos e inservibles cuando se trata de temas que no tienen mayor importancia en nuestra cotidianidad?... Las armas del subconsciente por acaparar la energía de nuestra atención son variadas, pero la intención de la programación mental, del Ego condicionado es siempre la misma; hacerse con el poder de la mente el mayor tiempo posible. ¿Cuál es el antídoto?... Quizá el mayor antídoto sea la atención consciente, la observación atenta sin juicio, desde donde se logra un enfoque a algo distinto a aquello que nos quiere atrapar. Desviar el enfoque quizá hacia la respiración abdominal, o a los sonidos del momento, al sentir presente, a lo existente y vivo en lo relativamente atemporal, pues el presente, sin contemplar el tiempo se convierte en pura observación incapaz de expresarse o relacionarse con un entorno temporal que otorga experiencias mediante causa y efecto, y por consiguiente, requiere un tiempo de respuesta. 

Isaac Fernández de la Villa.

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