LA PAZ ES POSIBLE.

Una MENTE ILUMINADA percibe por CONCEPTOS y no se deja llevar por elloos.
Un CORAZÓN ILUMINADO percibe por SENTIMIENTOS, y no se deja llevar por ellos.
Un FÍSICO ILUMINADO, percibe por SENSACIONES, y no se deja llevar por ellas:
Y NO DEJARSE LLEVAR es distinto a no hacer algo por MEJORAR NUESTRO MUNDO como realidad más cercana... ¿POR DÓNDE QUIERES EMPEZAR? (Isaac Fdez. de la Villa)...

sábado, 5 de marzo de 2011

AMOR COMPRENSIVO... Y EL IGNORANTE.

El Amor Comprensivo, comprende, entiende, conoce que la expresión del Ser contempla infinitas posibilidades. Por ello se vuelve compasivo en su accionar, y no juzga valorando bueno o malo, correcto o incorrecto, sino percibe sólo; LO CONVENIENTE O NO CONVENIENTE… Lo hace sin sufrimiento, sin crear muros separativos, según advierte una Inteligencia más allá de lo analítico o programado socialmente; incondicionalmente…
¿En qué se basa esta Inteligencia para calificar alguna acción o situación como conveniente o no?... ¿En qué se basa una planta cuando se contorsiona, estira, dobla o expande para recibir más rallos de luz?...:
EVOLUCIÓN, en su máxima expresión contenida dentro de la EFECTIVIDAD de su avance…
El Amor sin comprensión, aunque sea considerado pleno, sin más allá de aquello que proporciona un sentir lo hermoso de una existencia unitaria, en su expresión puede caer en la indiferencia sobre su capacidad creadora evolutiva, y así, quedar en una complacencia gozosa, que puede llegar a ignorar lo conveniente o no de su expresión. De esta forma, la persona que siente la perfección en todo y su propia plenitud, si perdió el anhelo evolutivo propio, para quedarse en una autocomplacencia “Iluminada”, podría quedar “estancado”, por expresarse creando incomprensivamente, sin Inteligencia divina, sin responsabilidad creadora, sin contemplar que toda causa, conlleva inevitablemente un efecto, llegando incluso hasta sentirse separado de otras expresiones de Amor que ella no comprende y rechazará: Pues aún sintiendo la unidad plena en todo, percibe y cae en creer que hay separación, sólo porque otros Seres, sienten y expresan su divinidad en forma diferente a ella…
El Amor en su expresión es un Dar y Recibir en pos evolutivo, no sólo es el beneplácito de sentirse amado y amar a los demás, y por ello puede expresarse en formas muy diferentes sin dejar de serlo. El Amor, sea comprensivo, sentido, o una mezcla de ambos, no deja de participar con su expresión individual, de la creación evolutiva que en todo se manifiesta con claridad, y contiene un enorme poder transmutador.
El Amor, en su origen puro aiempre es el mismo, lo único que cambia es su expresión a través de las diferentes cualidades álmicas, que cada uno de nosotros poseemos, y por las cuales, se manifiesta dicho Amor con infinidad de posibilidades.
¿Es amoroso un padre cuando enseña a su hijo a no dejarse controlar por los instintos animales que encadenan y limitan al ser humano desde muy temprana edad?... ¿Sería más amorosa una madre que abraza a su hijo “amorosamente”?...
Cualquier expresión que haga evolucionar, está dentro de la intención evolutiva que libera al ser humano de sus limitaciones y cargas, dentro del Amor incondicional; que se mueve en un constante DAR Y RECIBIR, basado siempre en lo conveniente o no conveniente, según los requerimientos de la Evolución Inteligente de la cual todos participamos, y expresa en todo lo manifiesto.
Si alguna persona, al llegar a un gran gozo por su Sentir Amoroso, unitario y pleno, llámese persona Humanitaria, Amorosa, Iluminada, Despierta,…, considera que por sentir de tal forma la existencia, los demás han de llegar a sentir lo mismo para expresarse en la misma forma que ella, calló en lo absurdo; pues limitando la infinita expresión del Amor, que también contempla los aspectos de Sabiduría y Voluntad, creyó que está por encima de todo lo posible; en el autoengaño ególatra de sentirse único, por creer estar ya, en el lugar al que todo ser humano puede aspirar…: Aún le falta ría evolucionar hacia una mayor Comprensión Divina, simplificada en la palabra; SABIDURÍA…

ISAAC FERNÁNDEZ DE LA VILLA.

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