Como seres humanos educados en sociedad, podemos considerar la felicidad como el sentimiento que tuvimos cuando vivimos tal o cual acontecimiento. De ahí que muchas personas mayores, y otras no tanto, dejaron la felicidad en el pasado:
“Todo tiempo pasado fue mejor”, dicen hasta los poetas, que usando sus almas para escribir poesía la desconocen realmente cuando proclaman tan absurdas afirmaciones.
No hay cosa más triste para un ser humanos que dejar toda posibilidad de ser feliz en el pasado. Haciendo esto, sólo nos sentiremos vivos recordando momentos muertos, trayendo a nuestro presente viejos datos archivados en la memoria, fáciles de llamar gracias a retratos y álbumes de fotos: Realmente ¿es así cómo queremos esperar la muerte?, ¿sin esperanza alguna de ser felices nunca más?...
El Buscador sabe que aunque su cuerpo esté muriendo y no pueda mover ni los ojos para ver, mientras tenga Conciencia nunca dejará la búsqueda, porque de sus investigaciones aprendió que la muerte no existe y la Conciencia se perpetúa más allá del trance que consideramos el fin de nuestra vida.
“Nunca digas: ¿Por qué es que los tiempos pasados fueron mejores? Porque nunca preguntarás esto sabiamente.” (Eclesiastés 7,10)
Estamos rodeados de personas que se creen felices. Ellos dicen:
Soy feliz comiendo tal cosa.
Soy feliz cuando hago tal deporte.
Soy feliz cuando no tengo que madrugar.
Soy feliz cuando estoy con mí ser amado.
Soy feliz cuando gano y gano más dinero.
Y algunos llegaron a considerarse felices, no por lo que hacen con sus riquezas, pues se aburrieron de todo, sino viendo cómo aumentan sus ganancias; en ver como crecen sus riquezas materiales pusieron su felicidad, ya no en el uso que les da a las mismas.
Realmente todos queremos ser felices, pero nos estancamos porque no estamos buscando esto realmente, quien realmente lo hace, procura liberarse de las ataduras materiales para elevarse hacia los grados de felicidad que le son desconocidos. Y quien puso la felicidad en manos del aumento ganancial o en la posesión de las cosas, pierde su tiempo y esfuerzos en lograr mantenerse en un mismo tipo de felicidad que vendrá y se irá constantemente porque las felicidades terrenales poseen el efecto muelle:
La felicidad vendrá hoy cuando vemos aumentar nuestras ganancias económicas, pero nos angustiaremos mañana cuando vemos que dejamos de ganar como ayer. Y hasta nos hicimos capaces de sufrir aún cuando seguimos teniendo ganancias, “porque no fueron tan sustanciosas como en ocasiones anteriores”, y lo más absurdo de los seres humanos que en estos mecanismos cayeron, es que los hay que sufren aún teniendo dinero para vivir como ricos y cómodamente por cientos de vidas; sufriendo aún cuando ganan diariamente lo que ya no tienen tiempo de gastar.
Seamos ricos o pobres, la mayoría solemos conformarnos con vivir poseyendo una ínfima parte de lo que realmente podríamos alcanzar en el terreno de la felicidad:
Si mi felicidad la puse en obtener un puesto de trabajo, al obtenerlo dejé mi búsqueda. Si la puse en tener una familia con determinadas características, hasta ahí llegué... Pero si aceptamos que la felicidad que queremos encontrar es algo desconocido y decidimos ir a su encuentro, nos convertimos en Buscadores de la Felicidad. Y en esta búsqueda ascenderemos hacia niveles desconocidos de la misma que no se pueden comprar con todo el dinero del mundo...
(Extracto de EL BUSCADOR DE LA FELICIDAD Parte 3. Descarga gratuíta en http://www.bubok.com/libros/189425/EL-BUSCADOR-DE-LA-FELICIDAD-La-Evolucion-del-Ser-Parte-3 )
Isaac Fernández de la Villa.
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